viernes, 26 de junio de 2015

Segunda situación

Los dos se miraron.
Había algo acerca de esa mirada; ellos lo sabían. Sabían que esa mirada reflejaba su ser, su esencia.
Paul, con su curiosidad infinita y su mente siempre despierta, interceptó nuevamente a su amante, al cruzar fijamente sus calmos ojos color mar con los de la joven.
-¿Cómo sería tu paraíso? Ya que tanto dijimos de paraíso esto, paraíso lo otro ¿Qué sería vivir en el paraíso?
-Si vos lo decís primero, yo te digo lo que verdaderamente pienso- Acotó Luna, casi al instante de que el muchacho hablara.
-No sé, la verdad... no puedo pensar en un paraíso porque no creo que exista semejante cosa, o semejante lugar. Sólo podría pensar en él, si realmente pudiera reconfigurar la idea de paraíso. Creo que, el paraíso en sí, es una cuestión de momentos- Se frenó. Sentía que se secaba su garganta y decidió levantarse a llenar un vaso con agua. Luna no dejó de mirar su físico, que tanta admiración le despertaba y tan bello consideraba en su ir y venir -Ahora sí. ¿En qué estaba? Ah sí, momentos. Paraíso es un momento, un momento que te llena, y otro que te llena, y así sucesivamente. Creo que, la idea, es lograr encontrar en paraíso en cada sutileza. Es lo máximo que podemos hacer ¿no te parece?
Luna decidió callar, sorprendida. Creía que escucharía el discurso de Paul acerca de las idas y vueltas, que algunas veces pudo escuchar, y siempre la entretenía. Sin embargo, éste la descolocó
-Estuve pensando otras cosas. Creo que saber que pronto no voy a verte más, me hizo reconsiderar seriamente muchas de las ideas que creía verdaderas. Luna, ¿realmente es necesario que te vayas?- Los labios de Paul temblaron al pronunciar la última frase. Ya se había acostumbrado a su compañía, y no podía creer que pronto se acabaría.
-Querido, ese es mi paraíso. Mi paraíso es el movimiento. Moverme constantemente. Para mi, el paraíso es hablar, es conocer; es entablar relaciones, romperlas; es lastimar, ser lastimado, sufrir, amar. Para mi el paraíso es estar sobre un árbol a las 3 de la madrugada, hablando con un completo desconocido sobre cualquier sinsentido, completamente borrachos o asquerosamente sobrios. Mi paraíso es la gente, es la vida. Va más allá de un lugar, de una persona. Mi paraíso es el mundo. Así como está, o diferente, este es mi paraíso; y decidí vivir en él hasta el último minuto de mi vida.
Luna acarició el rostro de Paul, mientras unas pequeñas lágrimas se desprendían de sus sorprendentes ojos negros. Era su última semana como huésped, cosa que realmente la hería, pero entendía que no todos podían seguir su vida.
Paul volvió a hablar
-¿Y tu hogar?
-Mi hogar es la gente- Respondió Luna -Mi hogar sos vos, o cualquiera que me escuche; que me agrade; que me ame. Mi hogar son los ancianos que conocí hace un mes, y la gente que cruzo por la vereda y me saluda cada vez que llego a un nuevo destino. Mi hogar soy yo; mi hogar siempre está conmigo.
El sonrió. Olvidaba lo mucho que lo sorprendía su sana locura. Quería preguntarle otra cosa, pero lo olvidó y simplemente optó por abrazarla, mientras el sueño los transportaba a otra realidad.

miércoles, 24 de junio de 2015

Primera situación

La muchacha lo miro fijamente a su rostro, y tras una bocanada de aire dijo:
-En cierto modo, está bueno que nadie sea como vos. Sino la realidad sería una salvajada- Y se detuvo.
El muchacho miró sus ojos, como esperando la continuación. Su compañera, ante esta reacción, continuó:
-Imaginate a todas las personas respetándose, trabajando juntas con tal de conseguir objetivos comunes sin codiciar los bienes del otro; de hecho, tarde o temprano el ideal de bien debería resignificarse. Imaginate la eliminación de toda idea superior al humanismo puro; piensa en la presencia de los seres y en su total insignificancia frente a los cambios y al devenir de la existencia, que dialecticamente, lograría que todos se sientan 'super hombres' y puedan manejar el destino a su antojo. Imaginate un cambio de paradigmas mentales, donde todas las ideas de uniones deberían ser repensadas para adaptarse a una realidad nueva, que nada tiene que ver con lo planteado, ya que la simple concepción individualista ya no podría ser imaginada como algo verdadero, y sólo figuraría en la historia como "algo que nadie puede entender que haya existido, si es que alguna vez existió". Imaginate un mundo donde el poder deja de tener utilidad. Imaginate un paraíso... Ese sería el mundo si todos pensaran como vos-
-¿Y que tiene de malo vivir en un paraíso?- Respondió el joven, con un tono de voz irónico
-Nadie quiere vivir en un paraíso. Sería aburrido- Dijo la muchacha, que captó la intención de su interlocutor, acompañando su frase con una gran sonrisa que marcó en su rostro unos hoyuelos tan cálidos como el fuego que los acompañaba, y la sensación de calor que ambos sentían frente al otro.
El joven tomó su barbilla, apretó sus dedos contra su cabeza, rodeando el cráneo con el diámetro total de la mano, y luego de unos segundos de reflexión, acotó
-De hecho, un mundo donde todos pensaran como yo sería inconcebible en toda medida ¿Podes imaginarte un mundo en el que todos tienen un pensamiento cien por ciento crítico? ¿Un mundo en el que nadie puede atarse a ningún ideal, por más que este le cierre en un 99%?-hizo una pausa el muchacho, y tras una pequeña mueca cargada de carisma, finalizó- Pero creo que esto está lejos de la idea de salvajada, querida. 
Pensativa, ella rió. Amaba tener este tipo de charlas con su compañero, y le sorprendió ver que este interpretó la palabra salvajada justo como ella la pensó y usó; de hecho, no se sorprendió. Sabía que sus mentes eran hermanas, y que todo lo que uno dijera, el otro podría complementarlo, a tal punto que lo único diferente sería el cambio en la tonalidad de la voz. Tomó su cuello y dejó que la ahora oscuridad de la noche fundiera sus existencias, pero mucho más que intelectualmente.